Todas las noches pierdo un poema.
Todas las noches en que el cuerpo hecho de día me agarra en brazos y me lleva hasta la cama, pienso un poema. Pleno, laico, asombroso. El placer siempre viejo de empalabrar la vida.
Todas las noches llevo al plenario corporal la pregunta clave: ¿Me levanto a escribirlo?
Los pies dicen que no.
La espalda dice que no.
La voz dice que no.
El sueño (a esta altura ya es una parte más de mí) opina que no.
La decisión orgánica es siempre la misma. La memoria garantiza sostenerlo hasta que estemos en condiciones. Pero se pierde en la burocracia del inconsciente. Y mis manos se resignan a escribir esta protesta
que es, sin más, un monumento homenaje a tanta palabra borrada, a tanto cuerpo arrojado al mar helado de la noche, a tantos seres de saliva y miel que se alejaron caminando el olvido.
9.5.09
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3 comentarios:
tristemente bello.
beso.
escupiste tu corazón
yo lo tomé
y ahora no quiero regresarlo
¡Qué bueno sentirse como en casa!
Re-henorabuena, has vuelto a llegar a ese lugar tan escondido.
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