fuimos enormes
gigantescamente pequeños en la infinitud fragilísima de la noche
vencimos al aire que insistía en la distancia
y hasta hicimos un refugio con las manos
donde guardar la interperie del abismo
fuimos unísonos,
pero volvimos
volvimos a ser trazos de un pincel bastante torpe
mientras la noche nos borroneaba la cara
y casi sin querer
las palabras invisibles se cayeron
y se callaron
intensa o desesperadamente
fuimos breves
saetas de viento
pesamos como el oro en el agua: muchísimo
la sombra nos besaba la espalda sin cansarse
y fuimos lenta
infinitamente pequeños
el tiempo no duró para siempre
aunque había prometido intentarlo
5.9.10
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2 comentarios:
Ah, estamos con el traumita de la distancia... muchísimo.
Los pinceles magian, no hay con qué darles.
Bravo :)
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