6.3.07

Desierto penumbra

bajo los pliegues infinitos de la ropa, crece el invierno. devasta en la noche acuosa del desnudo perfecto, se cuela
en las primeras respiraciones al alba, estrangula la flora de la piel en lo oscuro.
es sigiloso, y yo me callo. sentir cómo crece el desierto bajo las telas, una víbora de nada y muerte que se contornea en la superficie de mí.
A veces, cuando no quiero perder algunas flores, las dejo al descubierto; ya he destrozado, túnicas y camisones, a tijeretazos. y los crisantemos al final se marchitan, pero valió la pena para encontrar las tumbas, velar un ángel más de los que solían habitarme.
lo demás es un páramo de voz estéril. no me animo a encontrar mi piel, desnuda y tan en silencio, ojos que no olvidan la batalla perdida. el desierto corre igual; me deshoja en la penumbra, en la soledad de no ser visto. y yo me callo porque los lobos preguntan, buscan señales de una flor que se desangra.
siquiera me inundara hoy la luz, y pudiera brotar de mí la piel de mis ancestros.


(6/1/07)

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