Ella se agita en el zaguán del tiempo. Se apura, se golpea, desde el baño hasta la histeria y de vuelta. Un cuerpo de hombre sostiene el peso de sus párpados y ella lo mira, no entiende, claro que no quiere dormir.
Las tres es la hora en que ella se baja de la vida hasta la cama, a agitarse, a morder su perfume silvestre y romper algo. Y a querer que él no se vaya nunca de sus párpados y se quede a dormir, a querer que la noche no termine nunca.
17.9.07
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5 comentarios:
"nunca digas nunca"
jajaja. un beso
Hola María!!
Precioso tu blog, vengo del otro blog "Susanita y ya veremos quien" que me dejó asombrada por tu madurez en el arte de escribir y claro aquí en este otro blog continúas la misma línea ascendente.
Pibita, che viste qué bien escribes!! ja,ja,ja,ja no sé si lo habré dicho como vos allá!!
BESOTESSSS Y SUERTE INFINITA!!!
sos histérica con o sin poesía :P
"que sostiene el peso de sus párpados"... jamás escribiré como vos
A las tres de la mañana nunca se sabe si es demasiado tarde o demasiado temprano...
Jajaja, Milagros, casi le das con tu imitación argentina, pero se te chispoteó el "escribes". Acá decimos "escribís". Y guau... tengo cuatro posts, uno de cada país...
Franco: La histeria tiñe todos los aspectos de mi vida. Es lo único en que soy constante.
Exlyda: A las tres de la mañana ya no importa si es tarde o temprano.
Gracias a todos por pasar:)
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