soy un barco que nada hacia la muerte,
hacia el espacio afónico, ingrávido, tenue de la inimportancia.
Soy un cuerpo que anochece, apaga todas las luces y se duerme a soñar otra historia
un mundo de palabras que le calce mejor.
Mis manos se van de tu tibieza
pero en ella se demora mi impulso vital.
me voy me arranco de la cercanía
y caigo al otro lado del telón, a bailar la verdad que yo quiera que exista.
Lo terrible, mientras tanto, me espera en tus ojos. Lo real aguarda el reencuentro. Shh. La vida duerme. Y yo la miro.
9 comentarios:
te envidio.
Tu literatura se puso un gorro y anteojos nuevos. Dale, dale con el look! Cambia y cambia. Me gusta.
es que la vida cambia. a mi me gusta tambien.
adrian
me gustaron los poemas. felicitaciones :)
tremendísimo, Mary. Qué buena manera de hablar de los engaños.
Encontré en Mercedes la pared donde rayaste el fragmentito de la Gruss muajaja. Voy a ver cómo le saco una foto y lo ponemos en algún lugar.
maria: un flash tu blog.
te invito a engordar en www.diariolagorda.blogspot.com
no te vas a empachar.
un diario no para cualquiera...
¿Y la vida que hace contigo?
Ser espectador, mirar desde fuera, desde la nada, te hace aprender cosas que de otro modo tardarías años en alcanzar, si es que tienes la oportunidad y vivencias suficientes para hacerlo. De todas formas, no es lo único. Ninguna moneda tiene una cara: si la tuviera, no existiría. La vida no se piensa, se vive. Es así como aprendí que la vida es sólo eso: alucinaciones.
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