Tal vez no lo sepas. Las horas te desmienten, te retroexisten, te desaparecen hacia atrás, a la velocidad en que el tiempo descompone mi memoria. Las horas te reinventan, te dibujan sobre, te corren los márgenes, ay, con qué impiedad.
Las
horas
horas
corren te corroen me recorren te
no.
te distinto.
te mentiran.
Mis horas, por respirar, abren ventanas a mordiscones. Te borronean las lágrimas, te arruga el descuido, te reacomoda la culpa, mal. La sana separación engrasa el aire con asco. Las horas te dibujan con pulso borracho, te nombran con impaciencia, te relatan con mentiras de poetisa. Acaso no lo sepas.
Mis horas son gigantescas. Cuartos amplios de desasosiego filoso, de vehemente repregunta y desrespuesta. Se suceden como dinastías de la negación: mirándome con el semblante inmutable.
Y sigo. Más allá de los márgenes, mis horas son acá: un laberinto de palabras heridas. La sana distancia (tal vez no lo sepas) convirtió al amor en este poema maltrecho.
9 comentarios:
hija de puta.
mmmmm gesto de asombro....
Fantástico. Veo que a ti también te invoca el surrealismo. :)
hija de puta
hija de puta...pero por largarte sin avisar.
qué cosa, ese lienzo para escrituras, ahí, a la derecha. carne capaz.
beso.
"La sana separación engrasa el aire con asco."
Bravo.
Uffff
Potente.
María, nuevamente volví a transcribir poemas tuyos en mi blog. Gracias por pronunciarme en estos tiempos.
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