Había mil veces yo

había una vez yo con el frío durmiendo sobre mi espalda.
había muchas veces yo entrando y saliendo del espejo.
había el frío recostado sobre mi espalda mordiendo la piel porque le encanta dolerme
y una historia que empezaba con el hilito rojo de siempre.
Este no es un buen cuento.
Porque otra vez lo mismo, ya sabemos el final. Aunque las páginas se dejen el blanco dibujamos el final como sabemos que es.
Los buenos cuentos tienen suspenso, tigres, una sandalia suelta.
Los malos cuentos empiezan con había una vez y terminan siempre lo mismo.
había una vez una sujeta una yo una tonta que creía que la historia ya se había terminado.
había muchas veces una sujeta una tonta una yo entrando y saliendo del espejo, cosiendo en punto cruz las coordenadas del destino.
había una vez ya me aburrí de las historias transparentes, que detrás del fino tejido de hilo rojo se atisba el final humedecido de domingo.

Después de mil meses volví a caer sobre la hoja. Desde el cielo hondísimo de un sueño con cola. Y escribo lo mismo siempre porque los ojos de mis manos miran siempre hacia el adentro equivocado.