tal vez un día blanco me comí una semilla de monstruo, o quizás son sólo las tripas que se rebelan a morirse. no sé. el hecho es que está ahí, rasguñando mis paredes internas como si así lograse salir. a veces pienso que lo logra; esas noches en que las uñas atraviesan la piel y las sábanas , y se me hace difícil ocultar las cicatrices.
tal vez hubo una capa de piel que dejé adentro, o quizás es sólo el eco de los golpes en la espalda. no sé. el hecho es que hay algo que ruge dentro, y se desangra hasta llenarme la garganta de rojo amargo. a veces me escondo en las afueras y lo escupo, hurgo con mis manos hasta encontrar sus cabellos e intento arrancarlo de mí, pero sólo logro que llore más fuerte cuando le saco unos mechones de pelo mugriento.
tal vez sin darme cuenta me convertí en una máquina de denunciar heridas, o quizás es sólo un juego de los Seres del Polvo Aburrido. no sé. el hecho es que todos los días debo agregar yeso a la sonrisa, que se transfigura en cuanto puede al rostro del tigre herido, y yo no puedo dejar que eso pase.
no sé qué pasó para que adentro todo se volviera tan grande. sólo sé que si no me doy vuelta hoy será mañana, y tendrán que vérselas ustedes con una criatura repugnante y chillona.
(2/4/06)
18.5.06
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