el tiempo atrajo cosas extrañas. quién sabe por qué, llego un día un mensaje de Aquéllos, y fue irrebatible, necesario al fin. Quién desapareció en el tumulto; la piel de las manos enloquecía gradualmente: soltaba partes de mí y encerraba las palabras. hacía lío, hacía ruido. todo fue extraño y ultramar.
el tiempo se tomó atribuciones para revolver entre lo entrañable y llevarlo hasta la cavidad donde guardo los gritos. las cosas se sucedían, magiciosas, explotaban en los brazos y el vientre, impregnando todo de olor a pólvora y confites. las cosas dejaron de ser buenas, eran ya rojas, como los sueños de los pobres, rojo labios de sangre, rojo sol: eran presas de una psicosis imprudente.
tuve que irme un poco. sabés, el cuerpo infecundo me expulsó sin preguntar nada. y quedé anclada en la frontera (entre las uñas y el abismo, entre ese cuerpo y el mío), o salté acaso a un país extraño cuando hube de encontrar sitio en qué dormir. supe luego que el tiempo me había buscado en confines equívocos, no supo reconocer mi ser enfermo.
la marea de las cosas extrañas duró menos que sus cicatrices, pero dejó preñados a los lagrimales de su ácido. lo sé porque volví al quinceavo atardecer. lo sé también porque quedó sentado en las actas de siempre. lo sé, en fin, porque hube de recorrer todo el cuerpo recogiendo las palabras.
un día, el tiempo llenó los zaguanes de cosas extrañas. no fue hace mucho, o tal vez yo haya dormido demasiado. Aquéllos dijeron “así” y Quién se desvaneció, confiando en sus palabras. todo se mezcló en dibujos. todo fue extraño, ultramar acaso.
(15/ 5/06)
18.5.06
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1 comentario:
Espero poder charlarlo. Me gustó mucho.
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