14.8.06

Plegaria

Abrazada por la noche impía, suspiro mi plegaria.
Es breve, circular, desesperada. Y no se cansa. Lastima mis labios, que dejan caer el ardor hasta el cuello, y al pecho ungido de marcas. Te rezo.
La plegaria es el templo de todo lo que huye. En las palabras puedo dormir, vencer el terror por el semblante de la noche. Por eso no me detengo. Cierro los ojos, los labios, me cierro; con ella goteando de mí, los brazos que profanan se vuelven cuentos.
Rezarte es mi lucha. Mi arma última, cuando me fallan los demás sonidos. Blandir la plegaria y tajar la noche, hasta que sangre todas sus risas y se descomprima de mi cuerpo. Te llamo. Te rezo.
Suspirar, otra vez, los vocablos que te pertenecen. Decirla de nuevo; mi plegaria: tu nombre.


(13/8/06)

2 comentarios:

... dijo...

Otra vez, prefiero no asumir... Es muy hermoso, Nia... Me gusta...

María (Letras) dijo...

Nano... a veces asumir está bien. Vos sabés lo que significa.