10.2.07

(la calle pegada al ojo)

Necesito el nombre de esa calle. Asirlo, deletrearlo, pronunciarlo con la boca entumecida de tormenta.
Recorro la calle incansablemente, de arriba a abajo, o entre los ladrillos de sus paredes sucias. Quiero saber su nombre, que algo tiene que ver con el viento o conmigo. Lo sé. Sino, no lo ocultarían con tanto celo. Recorro la calle hasta el fin, hasta que termina en un estruendo espantoso. Y entonces vuelvo, corro, deshaciendo el camino que no habla.
Quiero hablarlo, quiero poder decir mi calle se llama
pero no puedo, se escurre más allá de mi potencia, mi cuerpo-sueño, mi no salir de esta inmovilidad que enloquece.
Recorro esta calle, quiero su nombre, ofrezco a cambio todas mis palabras. Pero el relámpago se apaga, los árboles se ciñen a las casas, y no hay nada que confiese el nombre maldito de mi sentencia.

(10/2/07)

2 comentarios:

franco dijo...

si tu calle es tu camino y no sabés el nombre, estamos en la misma... parece el corredor de la ... de la muerte se llama.. ahí esperás la sentencia.. que andes bien che! algún día te cruzaré de nuevo jeje.. cuidate limonera :D ser universitario es menos depresivo de lo que pensaba.. qué pensás vos?

María (Letras) dijo...

Que ser universitario es como una jaula más grande, donde te ayudan a usar las herramientas para cortar barrotes (no sé cómo se llaman... limas? -quiero hacer un comentario sobre la semejanza entre la lima y el limón, pero eso irá más adelante, cuando se un poco más que un chiste-).
Un beso y... nos vemos este fin de semana? Ojalá...