Hay algo de lo que no quiero hablar. Pero otras veces viene él, el de la voz negra de ébano y del mármol cuando nos callamos. El que entibia la voz trémula de espanto, el de sangre y perfume y piel de otoño entre las mantas. Viene y se posa en las cosas, la premura de lo innombrable. No sé entonces ya de qué tiemblo, si de doliente o porque amanezco, no sé el aire que no entra y son los pájaros o los viejos cadáveres de siempre. Sé que él viene, hace aguarse el cristal de los días, viene con un nombre en los labios, mi nombre, y yo igual no quiero hablar de las demás cosas que existen.
(21/2/07)
21.2.07
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2 comentarios:
te quejás de que no te leo y vos no escribís.. ya vas a ver!!!
Si hay algo que detesto es que aparezcas para jamás decir nada. Porque si ya habías leído este texto, entonces podrías haber comentado algo, como para que yo me enterara... pero si nadie dice nada me da fiaca.
Igual, ahora pongo algo. Creo que es nuevo (en el blog).
Gracias por hacer presente tu ser-en-queja por aquí... Un beso...
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