30.11.10

lo que atisbé antes de caer dormida

Del otro lado del vacío
tu cuerpo envuelve
lo que quedó de mi silencio.


La sangre de callarme.
Sin embargo estamos
con la boca alarida de derramarse
con la boca sin embargo
convivimos
Dormimos en.
Enormes tardes nos espían.
La boca se espacializa
territorio del silencio que recorre sangrándonos.
Abajo, tardes enormes cicatrizan y (sabemos)
el pelo crece mudo.
En la boca
nos ocultamos si sus paredes se deshacen.
Y si no, también.
Sólo que nadie lo sabe.

2 comentarios:

Vian dijo...

.

Anónimo dijo...

me encanta esta sensacion de mirar que me deja este poema.

a ver cuando nos encontramos