17.3.09

Un poema de amor (con toda la cursilería que eso implica)

Si pudiera rellenar todos mis segundos con sonido tuyo
amaría lavarme la cara con el tiempo.
Y tejería fuerte las rejas que tantas veces fallaron, para que nunca podamos salir de estar cerca.
Pero si cada contacto nos quemara el adentro con la lengua ardida del amor que no se puede,
me sentaría al lado de tu boca a charlar y reírnos por el resto de la vida.
Y aun si el vidrio demasiado grueso de la distancia se parara, color de la noche, en medio de nuestras voces amantes -me salvaría la memoria borrosa de los ojos, que guarda tu forma a salvo de los enormes kilómetros.

Y si la vida, encaprichada con el odio, me terminara de vendar los ojos con hilo blanco
quedaría tu nombre gritando en mi boca
gritando
gritando que sí
en la vuelta cóncava de mi garganta
hasta que la mano de la suerte se canse y termine de apagarme la luz.

Entonces quedaría este poema informe besándote desesperado la vida.
Quedaría por los siglos de los siglos
aunque todas las memorias y todos los papeles lo abandonen.

2 comentarios:

Pau Candi dijo...

lindo, alivia un poco...

franco dijo...

Pero el dueño de la Tabaquería salió a la puerta y se quedó en la puerta.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza mal girada
Y con la incomodidad del alma mal-entendiendo.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, y yo dejaré versos.
A cierta altura morirá el letrero también, y los versos también.
Después de un tiempo morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueran escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto ocurrió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como letreros,
Siempre una cosa frente a la otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño de misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre lo otro o ni lo uno ni lo otro.