Te fui descosiendo la boca con los dedos, sin querer, haciendo un hilo rojísimo rojo de sangre, de furia, de suelo mojado y voz ronca. Y con él un ovillo. Y con el ovillo un algo para tapar la hemorragia del pecho.
Me fuiste aguando la nada, volviéndola pesada y boba, cayéndola hasta el piso, pisándola. Me fuiste tachando los suspiros, enredados ya de hilo rojo y agua de lluvia, volviéndolos apenas un pretexto de charla.
Nos fuimos trenzando la risa amarga y ahorcamos así más de un alba. Nos fuimos desacelerando. Nos fuimos cicatrizando. Y después nos fuimos.
(Anoche me desperté en el viaje y pensé: estoy volviendo de alguna parte; eso significa que algo pasó, que no fue todo un sueño.)
17.10.07
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3 comentarios:
Ya que el hilo rojo está, espero (no de aguardar, sino de deseo auténtico e indiscutible) que las agujas sean eternas.
(intuir el mejor saludo del mundo)
:), creo que es bueno volver de alguna parte. me encanta, como siempre.
un abrazo
Hola...que bueno que está esto... ojalá pudieramos descoser más bocas y tapar menos agujeros...
creo que desacelerar, cicatrizar, irse cada tanto es volver por lo que alguna vez (intuimos )fuimos...
Sdos.
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